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viernes, 24 de septiembre de 2010

FÁRMACOS



El comercio de fármacos equivale al 2,6% del comercio global y es, según la CIA, una de las 10 áreas comerciales más lucrativas a nivel global. En un año, los laboratorios del mundo venden 700 mil millones de dólares en medicamentos, una cifra inmensa, mucho mayor que el PIB de Chile y que el de casi todos los países del mundo (los países que tienen un PIB mayor de 700 mil millones son menos de veinte).

Hace unos años, el gobierno de Tony Blair lanzó una espectacular campaña para que los súbditos de su majestad dejen de tomar medicamentos y cuiden su salud comiendo sano y practicando algún deporte. Hicieron hasta instalaciones en los museos. Parece mentira que un gobierno esté contra una industria tan poderosa. Sobre todo, si consideramos que la segunda farmacéutica que más vende en el mundo (GlaxoSmithKline) y la quinta (AstraZeneca) son justamente inglesas. Pero lo cierto es que sobran motivos para mantener a la gente alejada de los medicamentos.

Aquí van las pruebas: el 2000, los ejecutivos de la gigante Merck supieron que su producto superventas provocaba ataques cardíacos (el analgésico de última generación de la compañía, el Vioxx). Pero no lo retiraron del mercado. Al contrario, dieron orden de invertir 160 millones de dólares al año en publicidad para seguir vendiéndolo. Impávidos, mataron gente durante cinco años. Cuando los muertos y afectados se contaban por miles, sacaron el Vioxx del mercado. Los estragos fueron tales que Merck recibió 26 mil demandas sólo en Estados Unidos. Entre castigos, avenimientos y abogados, la compañía ha desembuchado prácticamente cinco mil millones de dólares, mucho menos de lo que llegó a ganar con Vioxx, que alcanzó ventas anuales por dos mil quinientos millones y se vendió durante cinco años. Nadie le ha quitado a Merck la licencia para vender medicamentos, ni mucho menos. Ahora mismo, Merck es la séptima farmacéutica del mundo en ventas.

Otra prueba: las farmacéuticas hacen 10 mil millones de dólares al año con los tratamientos antidepresivos de millones de personas; para llevarse una buena parte del botín, el laboratorio danés Lundbeck inventó un antidepresivo, el Cipramil (se vende en Chile con un nombre muy pictórico: Témperax). El Cipramil produce náuseas, vómitos, insomnio y trastornos sexuales. Por lo mismo, agarró tan mala fama que a la compañía no le quedó otra que inventar rápidamente un nuevo antidepresivo, el Cipralex. Aunque después se comprobaría que el Cipralex era la misma mierda que el Cipramil, los ejecutivos de la compañía bombardearon a los médicos con información engañosa para que lo recetaran. Y lo vendieron como pan caliente.

Si es adicto a la farmacia no siga leyendo, ya que perderá hasta el efecto placebo de la pichicata que se manda. A los laboratorios se los acusa directamente de inventar enfermedades y productos para prevenirlas. Pueden hacerlo y lo hacen. Para los gerentes, el negocio es irresistible, con un sólo medicamento pueden ganar miles de palos verdes. De hecho, la multinacional que vende el famoso Lipitor (el medicamento más vendido en el mundo), se embuchó casi 14 mil millones de dólares el año pasado con este puro invento, una cifra tan grande que iguala lo que invertirá Río de Janeiro en los Juegos Olímpicos (la multinacional es yanqui, se llama Pfizer y es la farmacéutica con mayores ventas del mundo). Como será que a las multinacionales del fármaco les basta con diez medicamentos para igualar las ventas mundiales de un producto natural tan perfecto como el café.

Este dato es medular: las compañías que fabrican los remedios gastan dos veces más recursos en publicidad que en investigar lo que ellos mismos inventan. Gran parte de esta publicidad se la mandan directamente a los médicos. Y aquí está lo bueno: un instituto alemán muy avanzado, el Instituto de Evidencias Médicas, examinó 175 anuncios recibidos por una cuarentena de médicos de diversas especialidades. Descubrieron que el 94% de esos anuncios no se basaba en pruebas científicas. El estudio dejó al descubierto que los laboratorios engañan a los médicos con trucos como estos: omitir efectos secundarios, hacer descripciones falsas del diseño de los ensayos clínicos y, el peor de todos: citar cifras incorrectas. Y si eso pasa en Alemania, imagine lo que ocurre aquí.

Hay más: el caso Merck-Vioxx dejó en evidencia que los laboratorios manipulan hasta las publicaciones científicas, el medio más “confiable” con que cuentan los médicos para despachar recetas (Merck metió la cuchara en un estudio publicado en el The New England Journal of Medicines). La intervención es maquiavélica. Hace un par de meses, el New York Times reveló que una fábrica de remedios llamada Wyeth encargó 26 artículos científicos para promover el uso de terapias hormonales en mujeres menopáusicas. La movida fue un éxito y los medicamentos hormonales Premarin y Prempro alcanzaron ventas por dos mil millones de dólares el 2001, convirtiéndose en las joyitas de Wyeth. Hasta que las clientas comenzaron a tener cáncer en los senos, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y demencia. Pese a las 8.400 demandas presentadas, la familia de medicamentos Premarin sigue dominando el mercado. La siniestra Wyeth goza de muy buena salud y ahora es parte de Pfizer, la número uno en ventas.

Como será de truculento el negocio de los remedios que la gallina de los huevos de oro, es decir, el grupo de medicamentos que más plata reporta a las farmacéuticas son los anti-sicóticos, es decir, tranquilizantes y pócimas varias para desórdenes mentales como la paranoia y los trastornos bipolares (categoría en que no se incluyen los antidepresivos). Osea, si usted pela el cable, hace más suculento el bono de los ejecutivos farmacéuticos.

Sopese el asunto: el comercio de fármacos equivale al 2,6% del comercio global y es, según la CIA, una de las 10 áreas comerciales más lucrativas a nivel global. En un año, los laboratorios del mundo venden 700 mil millones de dólares en medicamentos, una cifra inmensa, mucho mayor que el PIB de Chile y que el de casi todos los países del mundo (los países que tienen un PIB mayor de 700 mil millones son menos de veinte).

Y los ingleses no son los únicos preocupados por las malas prácticas de las farmacéuticas. En julio, la Unión Europea elaboró un informe lapidario que ha tenido muy poca difusión. Según éste, la libre competencia no está funcionando para nada entre los fabricantes de remedios; por el contrario, los grandes grupos farmacéuticos recurren a toda suerte de juegos sucios para impedir la llegada al mercado de medicinas más eficaces o más baratas. Sin ir más lejos, la mafia farmacéutica estaría detrás del golpe de estado contra Manuel Zelaya en Honduras (Zelaya negociaba un acuerdo para importar genéricos de Cuba).

Ya sabe, si le preocupa su salud, olvídese de la farmacia de la esquina, mejor coma sano, duerma harto y muévase.


DATOS SUELTOS
-Un tercio de la población mundial no tiene acceso a medicamentos esenciales, según la Organización Mundial de la Salud
-El 90% de la investigación en nuevos fármacos está destinada al 10% de la población.
-La industria farmacéutica nacional factura un monto que corresponde al 0,7% de nuestro PIB.
-Uno de cada cuatro medicamentos vendidos en las farmacias nacionales es de Laboratorio Chile.
-Laboratorio Chile fue privatizado en 1989 y hoy está en manos de una multinacional israelí, Teva Pharmaceutical Industries.
-Teva Group, fundada en Jerusalén en 1901, ocupa el puesto 18 en el ranking mundial de ventas.

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